La música que nos une y derriba fronteras

El pasado viernes vivimos una de esas tardes que se quedarán grabadas muy profundas en nuestros corazones. En el centro de El Pinar, en el marco de los talleres de música para la integración que Marea Viva organiza con jóvenes migrantes, la visita de la asociación Impertinent Monkeys —con su inspirador Ceferino, o simplemente Cefe— convirtió la jornada en una celebración inolvidable.

Desde el primer acorde se olía en el ambiente que algo especial, diferente, iba a suceder. La guitarra, las canciones, los tambores, las sonrisas, los cuerpos en movimiento, el reggae latiendo… Todo empezó a vibrar en una misma frecuencia. Poco a poco los chicos iban llegando y el espacio se llenaba más y más de una energía pura, contagiosa. No había diferencias, ni orígenes, ni etiquetas. Solo personas compartiendo música, alegría y libertad. Hubo muchos muchos bailes, risas y una participación entusiasta de los jóvenes migrantes, que no pararon de moverse y disfrutar durante toda la jornada. Y cuando todo terminó, una frase lo resumió todo: “Nos quedamos con ganas de más”.

La conexión entre Marea Viva e Impertinent Monkeys fluyó con naturalidad, como si llevaran toda la vida caminando juntas. Ambas comparten una visión poderosa: que el arte es un idioma universal capaz de tender puentes, curar heridas y tejer comunidad.

Durante más de tres horas, Cefe se entregó sin reservas. Su voz, su ritmo, su cercanía... cada canción fue un regalo. Entre temas propios e improvisaciones nacidas del momento, logró que todos se sintieran parte de algo grande. Y al final, improvisó unas palabras de agradecimiento que tocaron el corazón de quienes estaban allí.

“Me sentí como en casa”, dijo después. “El formato funciona genial, y los chavales desfogan muchísimo”. Y tenía razón: en ese pequeño gran espacio, los chicos pudieron simplemente ser ellos, expresarse y sentirse libres.

Desde Marea Viva, queremos expresar un agradecimiento profundo. A Cefe, por su entrega sincera. A Impertinent Monkeys, por su generosidad y complicidad. Ojalá esta haya sido solo la primera de muchas jornadas compartidas. Porque la integración no se decreta: se construye en momentos como este, donde la música nos recuerda que todos, en el fondo, bailamos al mismo ritmo.

Gracias infinitas por una tarde mágica. Hasta la próxima… con los instrumentos afinados y el corazón bien abierto.

— Marea Viva